Anita

Iba a explayarme sobre esta película que vi el jueves y me pareció horrible. Mientras la veía me imaginaba lanzando aquí epítetos descalificatorios, irrespetuosos y soeces hacia Marcos Carnevale y sus secuaces por haber perpetrado semejante canallada manipuladora y explotatoria deudora de la peor televisión y el peor cine local ochentoso, amparado en el hecho de que este no es más que un simple blog con poquitos lectores en lugar de una publicación. Pero en la lista de mails de El Amante se armó tole-tole entre el amigo Noriega y yo sobre la película. Tole-tole amigable, pero tole-tole al fin. Sí, estamos locos, ambos discutiendo sobre una película que a ninguno de los dos nos pareció buena, terminando por reducir todo a una posición de cámara en un plano. Pero si "el travelling es una cuestión moral", una posición de cámara puede tranquilamente develar la postura de un director frente al tema que está tratando, y eso es algo que considero una de las cualidades más apasionantes del cine (y, el poder pensar en ese tipo de cosas, de la crítica). Si clickean acá, pueden leer la discusión. Y háganlo que creo que es divertida.
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